Mariel Miranda

BIBLIOTECA COMUNITARIA

2022-

A veces, olvido que el trabajo en los barrios tiene sus raíces en una práctica feminista que las mujeres siempre han llevado a cabo. Pienso en los ejemplos de las villas argentinas y chilenas y en los muchos ejemplos de trabajo de organización en barrios mexicanos que surgen desde abajo y desde la izquierda. Muchas veces he recordado el ejemplo impactante del trabajo comunitario de mi madre y de mi vecina Teresa Buenrostro.

Gracias a ellas y al vínculo político que comparto con mi hermano menor Mario Miranda, utilizamos nuestros recursos para abrir una biblioteca comunitaria en el verano de 2022. Está ubicada en el espacio que alguna vez albergó una pequeña “bodega” que era propiedad de y operada por mi madre. Fue su principal fuente de ingresos y mantuvo a nuestra familia durante casi 20 años. Tras diez años cerrada, renovamos esa habitación y la transformamos en un espacio comunitario. Contiene libros, juegos, pelotas, material de arte y Wi-Fi accesible sin costo alguno para todo aquel que quiera utilizarlo. 

Nuestros huéspedes más frecuentes son niños, adolescentes y madres. La biblioteca es un laboratorio, un espacio que resiste, una entidad viva que genera encuentros, vínculos y amistades. Nos recuerda nuestros puntos en común, a cuidarnos unos a otros en nuestro bienestar comunitario. 

En una era neo-eco-capitalista que se beneficia de dividirnos, reunirnos y disfrutar de una conexión compartida es una poderosa declaración en oposición a todo lo que nos rodea y que pretende mantenernos separados. En la biblioteca, entendemos que es crucial buscar activamente momentos de trabajo colectivo como forma de rebelión. Para nosotros, la alegría colectiva es una fuente de fuerza y resistencia personal, un recordatorio de que podemos cultivar nuestra felicidad colectiva y encontrar esperanza en estos tiempos neoecocapitalistas tan desafiantes.